miércoles, 15 de abril de 2015

El destino de la sombra, #1

Nuevo proyecto: "El Destino de la Sombra"

Haciendo una retrospectiva con respecto a los primeros cubos que tuvimos que realizar es cuando soy consciente de que hubo un cambio. Las primeras construcciones eran solo eso: construcciones. De hecho, se confeccionaba como artefacto geométrico, y nada más. En cambio, la última, tenía un motivo sensible, real, visceral: el artefacto atmósfera.

El nuevo encargo se nos comentó el día lunes 13 de abril. Debemos idear una biblioteca lúdica para niños, la que se ubicará espacialmente en alguna plaza de una zona periférica de Santiago. Lo esencial es promover la recreación de ellos, y la relación que se puede establecer entre un niño y un libro; y preservarla. Esta etapa ya no la llamaría de "experimentación con cubos", pues tenemos una finalidad clara, establecida. Vamos a definir el artefacto programático.

Como sugerencia, se nos comentó que debíamos conocer la Biblioteca de Santiago, para poder trabajar con mayor propiedad y visión de nuestra idea. Adjuntaré un par de fotos que tomé el día de ayer, a continuación.


 







Hay algunas cosas que me llaman la atención acerca de estos espacios "destinados a los niños". A mi parecer, están hechos para los adultos que supervisan o acompañan a estos niños. Sus padres, cuidadores, etc. Pero no están hechos para los mismos niños. Creo que ambientar un espacio infantil va más allá de poner adornos decorativos y llamativos en las paredes. Estos espacios tienen que estar preparados para ensuciarlos, destrozarlos y volverlos a ordenar para volver a hacer uso de ellos. 

Aunque me encuentro con una leve contradicción. Los niños de hoy en día hallan mayor diversión en la tecnología, de hecho, cuando realicé la visita a la biblioteca de Santiago, los únicos lugares ocupados por niños eran el sector de computadores. Pero no puedo evitar pensar que así van perdiendo su esencia. No hay uso de su inteligencia en ello, ni de su creatividad, ni de su imaginación.  

Pues bien, creo que se viene una tarea difícil. Pensar en cómo devolver esos espacios a los niños sin normalizarlos por el ideal de biblioteca que conocemos.

¡A trabajar se ha dicho!

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